¿Qué hace un consultor de restaurantes? El día que un consultor nos salvo de cerrar mi restaurante.
- Albertochacra
- 8 jul
- 2 Min. de lectura
Autor: un restaurantero de restaurantes italianos que aprendió a tiempo

Yo pensaba que tener lleno el restaurante era suficiente. Pastas caseras, buena ubicación en la CDMX, gente formada los fines de semana. Sonaba a éxito, ¿no? Pero cada fin de mes era la misma historia: la cuenta del banco no crecía, los proveedores no perdonaban, y yo... super cansado.
Mi restaurante italiano llevaba tres años operando. Tenía buen producto y mucha pasión, pero detrás de la cocina había un desastre completo.
Inventarios que “nadie sabía dónde quedaron”, costeo de recetas que solo existía en mi cabeza, meseros que iban y venían como si hubiera una puerta giratoria. Y ni hablar de la caja: entraba dinero, pero nunca sabía exactamente a dónde se iba.
Un día, mi socio y yo nos sentamos con una hoja de Excel y nos dimos cuenta de que, con lo que ganábamos... apenas y pagábamos la nómina.
Y ahí me cayó el veinte: si seguíamos así, el restaurante iba a terminar por quebrar.
¿Un consultor? ¿y eso para qué?
Mi primera reacción fue la clásica:—“¿Un consultor? Nah, eso es para cadenas grandes. Nosotros somos un restaurante chico… además, ¡ha de ser carísimo! y aparte ¿Qué hace un consultor de restaurantes?”
Pero me animé a una primera reunión. Y en esa hora, entendí algo que nunca había querido ver: yo no tenía un restaurante, tenía un caos disfrazado de éxito.
Pero concretamente: ¿Qué hace un consultor de restaurantes? y ¿Qué hizo en mi negocio?
No llegó con soluciones mágicas. Llegó con método.
Analizó nuestras recetas y nos mostró, plato por plato, cuáles nos hacían ganar y cuáles nos estaban sangrando dinero.
Nos ayudó a estandarizar porciones, fichas técnicas, compras e inventarios. Nada glamuroso, pero fundamental.
Nos enseñó a leer nuestros propios números: ventas, costos, margen bruto, utilidad real.
Pusimos controles simples, pero que empezaron a funcionar desde la primera semana.
Rediseñamos el menú con estrategia: menos platos, más rentabilidad.
Y quizá lo más importante: me ayudó a salirme del modo sobrevivencia. A dejar de operar por impulso y empezar a dirigir con visión.
¿Y funcionó?
Mes a mes, empezamos a ver los resultados. Primero fue la paz mental de saber que había dinero para pagarle a todos. Luego, el control del inventario. Después, ¡la utilidad real!
Un año y cacho después de esa primera consultoría, abrimos nuestra segunda sucursal. Esta vez, ya no desde el caos. Esta vez, con estructura, claridad y un equipo alineado.
No esperes a tocar fondo
Si estás leyendo esto y te suena familiar —las cuentas que no cuadran, el equipo desmotivado, la sensación de estar atrapado aunque vendas bien—, no esperes a estar al borde del colapso.
Un buen consultor no te va a decir cómo hacer "pasta" (jajaja). Te va a ayudar a que tu negocio funcione como negocio. Y eso, créeme, hace toda la diferencia.
¿Sientes que tú también estás apagando fuegos todo el día?
En Alta Restaura te ayudamos a recuperar el control de tu restaurante.




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